EMULANDO A FERNANDO DEL PASO
Los alumnos de 1º Bach de Literatura Universal, después de leer uno de los fragmentos más curiosos de la novela de Fernando del Paso, Palinuro en México, donde el autor hace un exuberante ejercicio artístico del uso del adverbio, se han puesto manos a la obra y han intentado emularlo con el siguiente resultado. ¡Enhorabuena!
MÁGICAMENTE
Los alumnos de 1º Bach de Literatura Universal, después de leer uno de los fragmentos más curiosos de la novela de Fernando del Paso, Palinuro en México, donde el autor hace un exuberante ejercicio artístico del uso del adverbio, se han puesto manos a la obra y han intentado emularlo con el siguiente resultado. ¡Enhorabuena!
MÁGICAMENTE
Nos mirábamos
fijamente. En ese lugar solamente estábamos ella y yo. El último tren de Chamartín
con destino Valladolid había salido rápidamente dejando paso a la noche. Mientras,
aparecía la luna cuidadosamente. Y ahí nos besamos abiertamente, básicamente
sin que nos importara nadie que nos estuviera mirando silenciosamente.
Seguramente llegaría tarde a casa, pero daba igual, lo importante era que
estábamos cómodamente abrazados, sujetándonos las manos fuertemente.
Se acercaba cautelosamente
la hora de la despedida. Tristemente nos volvimos a besar, pero ahora, ágilmente. En esta ocasión sentimos realmente algo
mágico. Besaba especialmente bien y eso, personalmente, me encantaba.
Sinceramente,
desde aquella noche nada ha vuelto a ser lo mismo y, afortunadamente, vivimos
juntos nuestro amor plena y actualmente.
José Mª Expósito
PRÁCTICAMENTE
Vivir
con tus padres puede ser, sinceramente,
una pesadilla pero, casualmente,
también puede ser un sueño. Es un pequeño mundo con sus propias
leyes que, usualmente, no
están distribuidas.
Es un lugar en el que hay, generalmente,
conflictos de intereses, por así decirlo. Existen las peleas
acompañadas de gritos de las que, escandalosamente,
se entera todo el barrio. También
podemos encontrar a los que resuelven sus problemas sabiamente
hablando pero esos, extrañamente, casi ni existen.
En
mi casa normalmente, y a
la vez horrorosamente, estamos
todos en desacuerdo. Prácticamente
todos los días mi mamá me manda fregar. Solo
friego yo, injustamente,
solo porque a ella no le gusta. Raramente friega
otra persona, solo cuando, tristemente, pido
que me ayuden. Pero, francamente,
aunque no esté de acuerdo, sé que todos nos tenemos que
ayudar armoniosamente para
que nuestro mundo funcione felizmente, extraordinariamente,
cómodamente y ordenadamente.
Seguramente
no nos percataremos de ello hasta que seamos dueños, orgullosamente, de nuestra
casa.
Zianya
Núñez
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